La migración significa un duelo. El vacío que deja el éxodo -tarde o temprano- se convierte en motivo de detonación de alguna enfermedad; en aquellas personas que no tienen buen manejo de las emociones. Así lo revela la psicóloga clínica, Clara Urbina Rangel, Adjunta al Servicio de Salud Mental, del Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (SAHUM).
Redacción: Natacha Acosta O. /Fotos: Miguel Petrace
Explicó la especialista en psicoterapia cognitivo-conductual “la migración es un duelo y unos lo manejamos de manera diferente a otros. Algunos con tristeza, por el dolor que significa la separación; mientras otros responden con alegría, por los logros y expectativas”, señaló.
Expresó la psicóloga, que las personas inmersas en este duelo manifiestan llanto fácil, recuerdan en demasía a las personas, añoran su compañía (carga afectiva profunda) no quieren hacer nada, no quieren acudir a los lugares que frecuentaba con la persona y definitivamente se disparan los apegos.
Síndrome de nido vacío
El síndrome del nido vacío, es una sensación general de soledad que los padres u otros tutores pueden sentir -cuando uno o más de sus hijos abandonan el hogar- aunque es más común en las mujeres, puede ocurrir en ambos sexos. El matrimonio de un hijo o hija puede provocar sentimientos parecidos; ya que el papel e influencia de los padres a menudo se vuelve menos importante, que el del nuevo cónyuge.
Es normal que los padres tengan mucho más tiempo libre cuando un hijo se va del hogar, especialmente si ya no quedan más hijos en casa. Normalmente se aconseja que los padres encuentren nuevas actividades y distracciones para ocupar ese tiempo. Sin embargo, algunas depresiones pueden ser muy severas, en cuyo caso se recomienda que se busque ayuda profesional. Algunos padres podrían evitar o aminorar los efectos de este síndrome, entrenándose cuando los hijos se van acercando a la edad adulta, preparando su mente para el momento en que ocurra la separación, de manera que «no les pille de sorpresa». Como padres, se puede pensar en que la separación va a llegar tarde o temprano; así que uno puede pensar y hacer su vida, imaginando que «ya vive sin la presencia de sus hijos» lo que conlleva empezar a pensar y dedicar más tiempo a sus propias amistades, aficiones y ocupaciones, que al cuidado de hijos e hijas.
Urbina señaló “Mi tesis de Grado (2014), se denominó “Cómo queda el rol de la dinámica familiar, después de la migración” y fue manejado el tema desde el punto de vista cualitativo, la hice con una familia y se obtuvo que la dinámica familiar definitivamente cambia, es muy común que la madre emigre y haya la necesidad de que los otros miembros se hagan cargo de aquellas obligaciones que antes llevaba a cabo la madre”, dijo.
Terapia y comunicación es la recomendación
Explicó la terapeuta, que de lo micro a lo macro -desde el año 2001- no existe cifra exacta de los que han emigrado “no sabemos cuántos venezolanos existen fuera del país. Básicamente, la peor consecuencia afecta en el campo de la cultura, ya que se manifiesta un cambio; y por otra parte, se han incrementado manifestaciones patológicas (enfermedades) producto de este estrés que se está viviendo en nuestra sociedad. Hemos recibido muchos pacientes y se han incrementado los casos, ya que el cuerpo responde fisiológicamente con enfermedades (somatización)”, detalló.
Un lazo maternal o paternal fuerte entre uno o ambos padres y su hijo puede empeorar esta condición. El papel de un padre -cuando el hijo aún vive con ellos- es más inmediato y cercano que el que es posible cuando viven en diferentes hogares, particularmente si la distancia física entre uno y otro significa una mayor dificultad para visitarse. La recomendación principal es terapia contra la depresión, pensamientos suicidas y otras manifestaciones.
“Hace un año tratamos una niña en nefrología pediátrica -con fiebre muy alta que no respondía al tratamiento- hasta punción lumbar se efectuó; el papá se había marchado a Chile. El gran apego con su papá hizo que entrara en colapso. Cuando el papá regresa (duelo patológico que tratar) la niña sanó automáticamente. La mamá estaba desplazada totalmente y he allí un problema, se les colocó terapia pero no regresaron más. Es por esto, que parte de la solución consiste en asistir a terapias, remodelar las actividades que se hacían, efectuar acercamiento con las personas que aún quedan, tener ocupaciones, aprovechar las nuevas tecnologías de comunicación (sky, video llamadas, whatssap) que ayudan a que la pena sea más llevadera “para la persona que se queda aquí, es tan difícil como para la que se va -para ambos es difícil- hay necesidad de adaptarse a nuevas reglas y normas. Adaptarse, es que tengo que enfrentarme a lo que estoy pasando y buscar las maneras de poder solucionar, mientras que la costumbre es como una derrota. Es malo acostumbrarse, porque tiendes a no resolver. No confundamos”, finalizó.