Maracaibo, 11.03.2015 (Prensa SAHUM).- El Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Maracaibo cuenta con la infraestructura adecuada, el personal médico-asistencial y el equipo quirúrgico necesario, para atender la alta demanda de pacientes que presentan alguna enfermedad renal.
Durante el año 2014, en este servicio se atendieron a 4.443 niños y 2.789 adultos, cifras sólo de consultas por primera vez, interconsultas y consultas sucesivas. En hemodiálisis (realizada por una máquina) y diálisis peritoneal (utilizando fluidos en el abdomen a través de un catéter) fueron atendidos 7.976 pacientes, además de los 25 pacientes a los cuales se les realizó una operación de trasplante de riñón.
Cabe resaltar, que todos estos tratamientos e intervenciones quirúrgicas de alto costo y alta complejidad, se realizaron y se siguen realizando en el Hospital Universitario de Maracaibo, gracias a la gran inversión que ejecuta el Gobierno Bolivariano a través del Ministerio del Poder Popular para la Salud, con el objetivo de brindarle acceso a la salud pública eficiente, de calidad y gratuita a toda la población venezolana.
La insuficiencia renal es una enfermedad que afecta los riñones y se produce cuando uno o ambos riñones dejan de cumplir sus funciones básicas, es decir de filtrado, de excreción y eliminación de sustancias tóxicas del organismo.
Existen dos categorías de insuficiencia renal (IR), aguda y crónica. La aguda, se produce por la pérdida rápida y progresiva de la función renal, generalmente caracterizada por la oliguria (disminución de la producción de orina), y la crónica, se produce por el daño permanente e irreversible de la función de los riñones. No obstante, cuando ya el daño es total, se denomina insuficiencia renal terminal, por lo cual el paciente debe someterse a diálisis o a una operación de trasplante de riñón, para conservar su vida.
El doctor Hans Bermúdez, Médico Cirujano del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Maracaibo, explicó “La insuficiencia renal tiene diferentes fases, una denominada poliuria, donde el paciente orina en grandes cantidades, pero aun así no logra eliminar las sustancias tóxicas que afectan al organismo y entra en un estado o fase de uremia, término usado para describir la contaminación de la sangre con orina, a medida que esta patología va avanzando llega un momento en que el riñón no es capaz ni siquiera de producir orina, y comienza a retener toda esa cantidad de líquido, dejando graves secuelas en el organismo”.
Entre las causas que producen insuficiencia renal se encuentran, principalmente, la hipertensión arterial, la diabetes y la poca ingesta de agua diaria. Además, de las enfermedades autoinmunes, enfermedades obstructivas de las vías urinarias (cálculos, tumores, etc.), enfermedades inflamatorias del riñón (glomerulonefritis), enfermedades congénitas, poliquistosis (formaciones múltiples de quistes en riñones), infecciones urinarias crónicas (pielonefritis), retención urinaria, entre otras.
“Nosotros observamos con preocupación que cada día aumenta el número de pacientes que llegan al Servicio de Nefrología y cuando vienen por primera vez les preguntamos: ¿consume suficiente agua y orina bastante? La respuesta es no, ¿aguanta las ganas de orinar por tiempo prolongado y tiene antecedentes de hipertensión o diabetes? La respuesta es sí; en ambos casos el riñón ya está en riesgo de padecer insuficiencia renal”, acotó el galeno.
Para saber si los riñones de un paciente están cumpliendo con sus funciones de depuración del organismo se realizan una seria de exámenes, entre los cuales, están los exámenes de urea y creatinina.
El doctor Bermúdez señaló que “La urea normal es de 20 a 40 mg/dl, mientras que la creatinina normal es de 0.5 a 1.5 mg /dl, ya cuando está por encima de esos límites el paciente tiene una enfermedad renal, y cuando pasa de 5 mg/dl de creatinina, lo consideramos acto para hacerle una fístula arteriovenosa, porque en algún momento va a caer en diálisis y siempre es preferible colocarle una fístula al paciente antes que un catéter externo, por el riesgo de infección que este produce”.
Los riñones normales filtran hasta 180 litros de sangre por día (aproximadamente 120 ml/min). Valores por debajo de 60 ml/min son indicadores de insuficiencia renal.
Recomendaciones básicas
Las personas sanas para no llegar a padecer de insuficiencia renal, que los conlleve a diálisis y a un posterior trasplante de riñón, deben cumplir con las siguientes recomendaciones:
Consumir suficiente agua, por lo menos 2400 cc, lo que es igual a ocho vasos diarios de 300 cc, para que el riñón funcione como debe ser; mantener una alimentación balanceada; no aguantar las ganas de orinar por tiempo prolongado, porque genera infecciones urinarias de repetición, especialmente, en mujeres y sobre todo en las embarazadas, así como disminuir la ingesta de alcohol.
También se recomienda a las personas que sufren de hipertensión arterial y diabetes, controlarse por consulta regularmente con el cardiólogo y el endocrino, respectivamente. De igual forma, los que tienen tendencia a producir cálculos renales, deben chequearse para evitar los daños que estas patologías pueden ocasionar en los riñones.
Es importante someterse a estas recomendaciones, para evitar padecer de una insuficiencia renal que pueda acarrear en la persona un tratamiento de diálisis o a una intervención quirúrgica, donde se vea comprometida su salud y su calidad de vida, pues deberá mantener un estricto control médico a lo largo de sus años.
Organismos mundiales plantean acciones
La Organización Panamericana de la Salud (OPS)/ Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH) llaman a prevenir la enfermedad renal crónica y a mejorar el acceso a su tratamiento. Ambas instituciones se aliaron para promover estrategias que reduzcan la brecha que separa a los pacientes del tratamiento que puede prolongar y salvarles la vida.
La enfermedad renal crónica afecta a cerca del 10% de la población mundial. Se puede prevenir pero no tiene cura, suele ser progresiva, silenciosa y no presentar síntomas hasta etapas avanzadas, cuando irremediablemente, las soluciones son la diálisis o el trasplante de riñón, altamente invasivas y costosas.
Muchos países carecen de recursos suficientes para adquirir los equipos necesarios o cubrir estos tratamientos e intervenciones para todas las personas que los necesitan. La cantidad de especialistas disponibles también resultan insuficientes.
Según datos de la SLANH, en América Latina un promedio de 613 pacientes por millón de habitantes tuvieron acceso en 2011 a alguna de las alternativas de tratamiento para la sustitución de la función que sus riñones ya no pueden realizar: hemodiálisis, diálisis peritoneal y el trasplante de riñón. Sin embargo, la distribución de estos servicios es muy inequitativa y en algunos países esa cifra fue menor a 200.
La OPS y la SLANH están impulsando acciones para elevar la tasa de tratamiento de sustitución de la función renal hasta 700 pacientes por millón de habitantes en cada país de Latinoamérica para 2019.
Algunas de las acciones eficaces, que se pueden impulsar para disminuir los índices de pacientes con insuficiencia renal, pueden ser: mejorar la prevención y detección temprana, fortalecer la vigilancia para conocer la situación en cada país, disminuir los factores de riesgo, impulsar políticas de formación de nefrólogos y capacitar al personal de salud para hacer frente a su escasez, además de ampliar la cobertura del tratamiento, en especial, para aquellos pacientes en estados avanzados de la enfermedad.
Texto: Lcda. Olga Palacios
Fotos: Miguel Petrace